miércoles, 7 de julio de 2010

Familia y sociedad China


La familia china es bastante extraña a ojos occidentales. Y en base a ello, la sociedad china es también algo difícil de comprender. La política de un hijo por familia, además de ciertas costumbres culturales que tienen un antiguo origen en la doctrina de Confucio, hacen de china un país en el que su gente nos sorprende a cada paso.
Partamos por lo primero. En 1979 Deng Xiaoping estableció que los problemas sociales y económicos de China se basaban en el exceso de población. Ante esto, se dictó la polemica ley de hijo único, que en cualquier parte del mundo que no fuera china habría causado revueltas sociales y políticas. Según esta ley (que sigue vigente pero con excepciones en algunas provincias) las familias chinas no pueden tener más de un hijo por familia, salvo excepciones como la población rural en caso de que el primer hijo no sea varón, los gemelos, o las viudas (que pueden tener un hijo por cada marido). Contrario a lo que se piensa en otras partes, si una pareja tiene más de un hijo no se le obliga a matarlo, si no al pago de una importante multa. Es por ello que tener más de un hijo se ha convertido en lujo de ricos, como los Audis y los Mercedes Benz. Ahora bien, mas allá de las consecuencias positivas de la medida (que efectivamente a reducido la población desde 1600 a 1300 millones) esta tiene una serie de problemas que son conocidos: envejecimiento de la población, abortos e infanticidios (sobre todo de niñas porque económicamente tienen menor valor para la familia) y consecuentemente, la mayor proporción en el mundo de hombres v/s mujeres (110 hombres por cada 100 mujeres, lo cual deja a un 10% de gorditos computines sin posibilidad alguna de transmitir sus genes).

Pero además de esas consecuencias, existen otras que solo podemos percibir si estamos viviendo en China. La primera es que, como es bien sabido, los hijos únicos tienden a ser más egoístas. Imagínense esos niños egoístas multiplicados por 1300 millones y tendrán una idea de cómo es la sociedad china: enfermantemente egocéntrica y despreocupada por el resto. Es por eso quizás que la gente corre a subirse al metro empujando viejitas para ganarles el asiento (también pasa en chile, dirán algunos), que los que andan en moto te tocan la bocina en el oído para que te corras de tu camino cuando ¡estás en una vereda! Que te gritan al oído y te agarran y tironean cuando quieren que les des una moneda o poses para una foto. Además, los chinos son tremendamente faltos de individualidad y de confianza en ellos mismos, porque, como veremos, no solo deben hacerle caso en todo a sus dos padres si no que también, habitualmente, a sus cuatro abuelos que viven con ellos.

El hecho de que los abuelos vivan con los tiene su origen en una Antigua tradición que se remonta a la doctrina de Confucio. Como los maestros de occidente, Confucio fue un pensador que se preocupaba básicamente de la moral. En ese sentido, una de sus máximas era “respeta a tus padres y a los mayores”, lo cual no habría pasado de ser pura retorica en cualquier parte, pero en China, se hizo una norma esencial de la sociedad. Y ello porque los antiguos Emperadores se hicieron confucianos, y como tales, dejaron asentada la norma como ley, lo que en la práctica significaba que los hijos debían hacerse cargo de sus padres hasta la muerte. Pero dicha norma, que en tiempo antiguos podía parecernos de toda lógica, hoy en día, por dos circunstancias concretas, representa una pesada carga. La primera es la esperanza de vida, porque si en la antigüedad era raro que alguien pasara los 50, hoy la esperanza de vida en China llega a 73 y sigue subiendo. Por lo tanto, los años durante los que hay que hacerse cargo de los padres son, actualmente, muchos más. Pero además de eso, la política de hijo único implica que un solo hijo tiene que hacerse cargo de sus dos padres, además de los dos padres de su cónyuge. Por lo mismo, la carga es mucho mayor que antiguamente, en donde muchos hijos podían hacerse cargo de los padres.

Estas circunstancias han traído como consecuencia que los hijos únicos sean una suerte de príncipes/esclavos. Son príncipes porque reciben toda la atención que quieren de sus dos padres y de sus cuatro abuelos, que habitualmente viven con ellos. Todas sus necesidades están cubiertas y los niños tienen cantidades industriales de juguetes y comodidades con las que sus padres ni siquiera soñaron. Pero, por cierto, eso los hace bastante mal criados e incapaces de

hacer las cosas por si mismos sin que haya un adulto encima. Es eso lo que tengo que sufrir día a día cuando, simplemente, no me hacen caso.


Pero además, los hijos únicos son esclavos. Como la norma dicta que ellos se hagan cargo de sus padres (razón por la cual, por ejemplo, el envegecimiento de la población no representa un problema tan grave para el gobierno como si lo seria en otros países) entonces los padres deben hacer todos los esfuerzos necesario para que sus hijos sean su pasaporte a una vejez decente. Losahorros, entonces, no se van a ninguna AFP, se van a la educación del único hijo para que éste les asegure un buen retiro a sus padres. Las exigencias para los hijos son, entonces, algo terrible. Por ejemplo, en el jardín infantil en que trabajo, los niños además de sus clases normales toman talleres de piano, karate, inglés avanzado, lectura, escritura, matemáticas, etc. Algunos niños, con sólo 6 o 7 años, no salen del colegio hasta las 6, y llegando a la casa tienen clases particulares de otras cosas: es una locura. Además, tienen sólo dos semanas de vacaciones en el año: una en octubre y una en febrero y eso es todo. Y si a eso le sumamos que sus padres también deben cuidar a sus padres, entonces ellos viven con dos padres y 4 abuelos. Seis adultos dando órdenes y diciéndoles qué y cómo hacerlo todo el día. Por lo mismo, quizás, cuando llegan a adultos no son capaces de tomar decisiones ni tienen imaginación, sólo son capaces de seguir órdenes.

Otro aspecto en que se ve reflejada esta falta de iniciativa propia, es en los matrimonios concertados. Aún en el siglo XXI, muchos padres deciden con quien se casarán sus hijos. Y claro, si consideramos que habitualmente van a vivir con los esposos de sus hijos y los consuegros, les importa mucho más que en occidente con quien se estén metiendo. Además, requieren que elnivel socieoecómico sea parecido al de sus hijos, para darles un retiro decente. Es por eso que hace poco nos encontramos con esta imagen:

Son padres en la “plaza de armas” de Shanghai, que se reúnen a buscarle esposo o esposa a sus hijos. Pegan papelitos con el perfil de sus hijos y dejan sus datos, algunos se conocen inmediatamente en persona. Lo curioso, sin embargo, es que los hijos no están presentes en el proceso, acá, más que nada importa que los padres se lleven bien y que socioeconómicamente tengan un nivel parecido. La opinión de los hijos, como siempre, no vale mucho.

2 comentarios:

  1. que heavy Diego... a veces uno piensa que los chinos son una sociedad atrancada en viejos tiempos pero con esto se llega a límites insospechados... muy buena suerte por las tierras del wantán y sigue escribiendo; es un gustazo leerte. un abrazo!!

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  2. por fin te puedo comentar...me encanta leerte, además de saber noticias tuyas, es todo un aporte.Cuidate, besos

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