martes, 3 de agosto de 2010

Sobre mi pega y como llegué a ella. Parte 2.

La vida urbana ebullente de Shanghai, además de la pega y las pocas horas de sueño, no me invitan a escribir mucho en este blog. Pero como he recibido alegatos de algunos que religiosamente se conectan por este medio para saber de mis andanzas, y no han tenido respuesta alguna, entonces me largo a escribir nomás, y que me perdonen por la demora.
Hoy debo hablar sobre mi trabajo. Ya había adelantado algo cuando expliqué como lo conseguí, pero ahora toca ver como fue mi clase de prueba, los primeros días, y como me adapto a mi nueva profesión (apunto for the record mi lista de profesiones hasta el momento, aunque haya durado dos días en algunas: procurador, abogado, profesor particular de inglés, profesor de filosofía, vendedor de sushi, andarivelista, salvavidas, ayudante universitario, mozo de eventos, housekeeper, y ahora parvulario).
Pues bien, luego de que este tal Andy me avisó en su horrible inglés que tenía un trabajo para mí, yo raudamente le respondí diciendo que cuando y donde nos juntabamos. Me respondió que me tomara la línea 8 del metro y me bajara en la última estación, y que él me encontraría en la salida uno. Después de casi una hora en metro, a una horrible temperatura que le ponen en base a aire acondicionado (y yo en short y polera por supuesto) llegé a la salida del metro. Dos cosas me preocuparon allí: la primera es que Andy no se veía por ninguna parte, la segunda era que el barrio parecía bstante de mala muerte. Unos chinos guatones en moto esperaban en la salida, con una cara de malos que me hacían recordar esas pandillas hongkonesas de las películas de artes marciales. Ya veía que uno de ellos me decía: Diego? y me subía a su moto, y terminaba siendo vendido como esclavo en una mina de carbón al interior de China. Pero bueno, por suerte los chinos con cara de mafiosos ni me hablaron, y yo me dediqué a esperar. A los 15 minutos al fin llegó Andy disculpándose por el atraso, y me dijo que tomáramos un taxi. Todavía yo dudaba: ¿cuándo me piden que acarree la droga? ¿cuando me muestra la pistola y me dice que estoy secuestrado? Por suerte nada de eso pasó, y para mi sorpresa nos dirigimos en el taxi a lo que parecía ser un jardín infantil chino.
Los jardines infantiles de acá no tienen nada que ver con los de Chile. Acá, si recuerdan, el hijo único es el principal capital de sus padres, y su educación y excelencia es lo primero (va mucho antes que la felicidad del niño, por supuesto). En consecuencia, la explotación infantil comienza ya en el jardín. Clases de inglés normal e inglés reforzado, piano, karate, escritura (esos mocosos a los 4 escriben los caracteres que yo con suerte reconozco unos de otros) lectura, tareas para la casa, etc, etc, son lo usual en este tipo de jardines. Por lo tanto, el jardín que fui a ver más parecía un colegio hecho y derecho que un jardin de esos que arman en Chile en una casa cualquiera.
Bueno, allí entre el cabrerío chico chino me llevaron a ver un gringo que hacía lo que después sería mi trabajo. Fueron sólo 15 minutos de: Mostrar tarjetitas y preguntar qué eran, cantar cancioncillas y tratar de controlar a las criaturas estas. Sólo eso ví, y luego Andy me dice: hoy en la tarde es tu clase de prueba, te toca hacer esto mismo.
¿Y ahora que hago? M pregunté. Como salgo de ésta. No me sé ninguna canción de niños en inglés (fui a un colegio francés) No tengo idea de cual va a ser la edad de los niños, no que es lo que saben ellos ni nada. Tuve cuatro horas para preparar algo para mi clase pero, por supuesto, no preparé nada. No importa, creo que las mejores cosas son las que se logran improvisando, y es eso lo que terminé haciendo.
Me llevaron entonces frente a una veintena de mocosos de seis años. Ruidosos, aburridos y además, chinos. Así que sin saber que hacer pensé en animales. A los niños les gustan los animales así que debiera resultar bien. Me puse a actuar como perro y pregunté ¿What is this? Dooog me contestaron con voz de lata, como diciendo ¿y cuando empezamos con las ecuaciones diferenciales?. ¿What is this? pregunté actuando de oveja... Sheeep, respondieron con idéntico tono. Bien –pensé- parece que estos niños sabían más de lo que yo creía. Les expliqué entonces, como pude, que ahora les tocaba a ellos actuar como el animal que yo les dijera, y llamé a un niño de la primera fila. Le dije al oído “lion” y esperé que actuara de león. Dos segundos, cinco, diez… nada, no quería nada el mocoso. Le cambié el animal: cow, nada más fácil. Pero no pasaba nada. En la puerta de la sala podía ver –apreciando mi derrota- a la directora y a un piño de profesoras fascinadas por la novedad (no sólo había un hombre, si no que era occidental). Pero el mocoso no hacía nada, porque era el burro del curso. Lo mandé derecho para su puesto y llamé a otros niños, que no sólo actuaron lion y sheep, sino otras más difíciles como elephant y mouse. Estaba salvado.
Pero cuando iba saliendo de la sala pasé otro susto. La directora hablaba con Andy sobre mi desempeño, en un tono que se parecía más al videíto de Hitler y la PSU que a una felicitación. Hasta aquí llegué, pensé yo. Pero nada de eso, según iría aprendiendo, para decirse; pucha que ha hecho calor! Los Chinos hablan como si fueran un oficial de la SS hablándole a un prisionero judío en Auswitsch. Lo que le decía la profesora a Andy eran felicitaciones por mi desempeño… porque la pega era mía.

1 comentario:

  1. Te faltó tu pega como traductor.....(acuérdate cuando te las diste de traductor simultáneo para el embajador de EEUU)..
    Como siempre...¡¡genial¡¡ tu blog.
    Besitos

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