martes, 16 de noviembre de 2010

Pequeños triunfos

Mi trabajo es cansador. Muy cansador. Un día normal se inicia con un bailecito a las 8:50. Yo bailo y los niños me copian. En teoría es la misma coreografía todos los días, para que los niños se la vayan aprendiendo de a poco. Ahora, como yo no he sido capaz de aprender la coreografía, entonces el baile cambia todos los días, así que está un poco difícil que los niños se la aprendan.
Después de eso, a las 9 parte mi primera clase a niños de 3 a 4 años. Dura sólo 15 minutos pero hay que ponerle un entusiasmo loco para que los niños no se distraigan. Y además viene, después de esa otra de 15 y otra más. Luego dos de 20 minutos para niños de 4 a 5 años, y al final de la mañana, dos clases de 30 minutos para niños de entre 5 y 6. Bueno, eso es sólo la mañana. En la tarde viene una clase de 30 minutos con niños de 5, y luego 3 clases de 15 minutos con niños de 2 (sí, dos) a 3 años.
En todas estas clases hay que tener mucho ánimo. Una cara de lata, o de sueño o una falta de entusiasmo pueden significar la debacle: la anarquía infantil es trágica. En esas ocasiones los niños pierden el control, juegan por su cuenta, gritan, corren, se pegan, lloran, hacen montoncito, me roban las cosas, sacan la tortuga de su acuario, etc, etc. Esa anarquía se evita con control. Y ese control se adquiere con entusiasmo: no hay que dejar jamás que los niños se aburran o empezarán a entretenerse por sí sólos. Y es esa mantención del entusiasmo lo que agota.

Pero pese al cansancio puedo contar con algunos pequeños triunfos, que ayudan a sobrellevarlo: por ejemplo, una niñita le temía a los extranjeros. Cada vez que yo entraba a la sala ella lloraba desconsolada, no había caso. Y había sido así también con el profesor extranjero anterior, y con el anterior. Conmigo también lloró al principio. Luego se fue calmando, callaba pero no lloraba. Después de a poco empezó a reir, y hoy participa como cualquier otra niña. Eso lo logré haciéndola jugar y olvidarse de su temor.
También hay un niño que es enfermo. No habla, no participa, no entiende nada (creo que tiene autismo). Él está en su propio mundo paralelo, juega con juguetes pero nadie le habla, no canta las canciones que todos saben, no hace caso a las instrucciones de sus profesoras. Conmigo era lo mismo: un ente. Pero una vez, mientras yo cantaba una canción con mucho entusiasmo lo ví pararse, aplaudir y ponerse a bailar. Sólo fue un minuto y volvió a lo suyo pero logré conectarlo aunque fuera por un momento.

También tengo un curso desastre. Desastre desastre. No lo digo yo, lo dice cada profesora que ha pasado por allí. A mí me pasó lo mismo. Llegaba yo a la sala y corrían, me pegaban, se empujaban. Los gritos de "sit down" se los comían con palitos, no había caso. Mi estrategia fue entonces hacerles juegos intensos, físicos y movidos pero que los hicieran pensar. Darle órdenes como "touch the door" para que corran y se apelotonen, pero haciéndome caso. Y puedo decir que ya no tengo problemas con ese curso, siguen siendo inquietos pero ahora están expectantes de la actividad que les voy a hacer, cualquiera que ella sea.

Además, dentro de ese curso el líder negativo se llamaba Steven. Yo lo retaba mucho, pero también lo hacía participar mucho para darle atención. Cuando había que llamar a alguien adelante, era a él, era mi foco de atención. Y después de todo la estrategia funcionó. Ahora se porta mal, aunque no tanto como antes... y pidió cambiarse su nombre en inglés de Steven a Diego, lo cual fue aceptado por sus papás y profesores. De aquí en adelante, cuando se encuentre con algún occidental se va a llamar Diego.

Ya me queda sólo una semana de este extraño trabajo. En mi curriculum dirá: profesor de inglés de kindergarden en Shanghai, China. ¿A qué empleador puede interesarle eso? No he aprendido ningún conocimiento específico, pero me di cuenta de las cosas que puedo ser capaz. Puedo. pararme frente a niños de 5 años sin tener idea de su idioma, y hacerlos pasarlo bien y aprender inglés. Eso demuestra que puedo hacer muchas otras cosas, que creo que son más fáciles que ésta

3 comentarios:

  1. Yo porque lo he visto con mis propios ojos, puedo dar fe de que el trabajo es así. Yo no se de donde saca ánimo Diego, porque yo cuando lo he acompañado a sacarle fotos quedo agotada!

    Y lo del cuento de Steven que ahora es Diego es la raja... Y se nota que su ídolo es Diego.

    Te quiero yoyo!

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  2. Yo también te quiero yoyo¡...y como desde que eras guaguita...¡ no dejas de sorprenderme¡
    Mamá

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  3. Jajajaja... eres increíble! he aprendido mucho con tu blog, de todo! quizas crees que en tu cv no te va a servir, pero tienes una historia de vida que cualquiera se la quisiera.

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