Pescados jotes. Eran las palomas de la playa.
Deep water solo. Solo.
En Tonsai y Railey abundan las agencias de turismo. Todas ellas ofrecen más o menos los mismos paquetes turísticos, por precios de alrededor de 7.000 u 8.000 pesos chilenos por un día. Y dentro de los programas más populares se encuentra uno que te lleva a 4 Islas bonitas (Boda, Chiken, Tub y Hong) y otro que te lleva a hacer deep wáter solo: es decir, escalada en roca subiendo desde un bote, por un acantilado que termina en el mar, por lo que se escala sin cuerdas y el que se cae, cae al agua. Bueno, siguiendo el consejo de la pareja alemana-chilena, logramos hacer estas dos actividades en un solo día y pagando solo 2000 chilenos cada uno.
Para ello arrendamos un kayak en Tonsai, y después de una hora remando llegamos a la hermosa isla de Boda, con su playa de arena blanca cercada de palmeras, y los pocos turistas que habían contratado el turcito (no había otros kayakeros). Después de eso, por detrás de esa misma isla llegamos a los acantilados donde se hacía el Deep Water Solo. El acantilado tenía una entrada hacia adentro en su parte baja, por lo que para empezar a subir había que agarrarse de una escalera de cuerdas que estaba colgada desde la roca, y simplemente empezar a trepar. El muro no era muy difícil de escalar, pero la posibilidad de caerse desprevenidamente hacia atrás unos diez metros, sumado a la falta de seguridad que se sentía, y al hecho de que andaba con zapatillas normales y no de escalada, hacían de la experiencia algo un poco aterrador. Por lo mismo, sólo estuve muy poco rato trepando y decidí tirarme al agua. En todo caso, lo hice y no pagué las 7 u 8 lucas que todo el mundo paga por hacerlo. Después de esto nos quedamos en una pequeña playa cercana jugando con los peces locales, que se acercaban a uno cuando les tirábamos galletes.
Tras un almuerzo partimos a Tub Island, un pequeño islote que se une por una franja de arena a Chicken Island, camino que con la marea alta desaparece y con marea baja se ensancha dejando aparecer la playa. Después de esto ya eran cerca de las 4 y media y decidimos remar a Tonsai, un viaje de casi 2 horas (contra las olas y el viento que SOLO ese día aparecieron) que nos hizo llegar cuando ya oscurecía. Pese a que los barzos estuvieron agarrotados todo el día siguiente, el viajecito valió mucho la pena.
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