jueves, 6 de enero de 2011

Día 33, 24 de Diciembre: El día de los zombies vivientes navideños.

Feliz Navidad a todos! Atrasados y a la distancia pero vale igual.
Una vista de los templos de Bangkok.



A pesar de todo logramos llegar a Bangkok: ruidosa, multicolor, saturada y fascinante Bangkok. No eran más de las 6:30 A.M y ya dábamos vueltas (sin haber dormido) por sus calles en busca de un alojamiento barato y que no pareciera tener enfermedades infecciosas (único requisito extra a esta altura). Y no sería hasta las 9:00 que lo lograríamos en Kaosan, el barrio más cliché pero más barato de la ciudad, y donde van a caer todos los extranjeros que pasan por acá (salvo los muy finos que se van a sus hoteles de varias estrellas).

Llegados entonces a nuestra cómoda habitación en el sexto piso sin ascensor, ni agua caliente, ni aire acondicionado (en realidad nunca en este viaje hemos alojado en algún lugar con aire acondicionado y agua caliente) nos decidimos recorrer la ciudad, porque echarnos a dormir significaba dar por terminado el día. Y como yo y la Maca somos buenos para la tortura, decidimos que el paseo por la ciudad sin haber dormido fuera hecho en bicicleta, aprovechando que recientemente la municipalidad de Bangkok había puesto bicicletas gratis para los turistas (y lo que es gratis hay que aprovecharlo). De paso, evitábamos con las bicicletas andar en los famosos Tuk Tuk (motos con carrito) que eran muy conocidos en Bangkok por hacer la gracia de llevarte a cualquier parte menos a la solicitada.

Bangkok no es sin embargo, y pese a ser muy antigua, una ciudad muy bonita. Y salvo por los templos y palacios, que abundan, el resto de la ciudad es moderno sin alcanzar a ser sofisticado, y desordenado sin alcanzar a ser pintoresco.

Los templos, eso sí, son increíbles. Con cúpulas doradas y llenos de azulejos multicolores, y gente sin zapatos que le prende inciensos a Buda. El palacio del rey es también algo enorme y muy impresionante, aunque el rey mismo (un orejón anteojudo que está en todos los billetes, posters, calendarios, paraderos y llaveros de Tailandia) no se deja ver hace mucho tiempo porque, según dice, se estaría probando el piyama de palo.

En la noche, y pese a que el cansancio nos estaba matando, nos juntamos con Pipe y la Fran (que se estaban quedando en un hotel bueno) y tuvimos una pequeña cena navideña en un restaurant. En mi caso comiendo pollo con curry y papas en leche de coco.

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